jueves, 19 de agosto de 2010

INTRODUCCIÓN A ROMANOS

INTRODUCCIÓN A ROMANOS
Introducción
Pocos documentos de la literatura cristiana han producido resultados tan profundos en la vida espiritual del cristianismo como esta epístola.
En su introducción a la epístola a los Romanos, Martín Lutero llama a esta carta "la parte central del Nuevo Testamento y el evangelio más puro". Agrega que presenta el evangelio con más claridad que cualquier otro escrito del Nuevo Testamento.1
Elena de White sostiene que en la epístola a los Romanos "Pablo expuso los grandes principios del Evangelio . . . Con gran claridad y poder el apóstol presentó la doctrina de la justificación por la fe en Cristo.2
Silverio Zedda considera la epístola a los Romanos como "la más densa del pensamiento y la más difícil del epistolario paulino ."3
Esta unidad de estudios introduce al educando en el contexto histórico en que se ha escrito la tan valorada epístola.
1Anders Nygren, La epístola a los Romanos (Buenos Aires: La Aurora, 1969), 9. 2White, Hechos, 300; cf. 218-227; 281-284; 299-306; 330-331; 388-390; 406-409; 429. 3Silverio Zedda, Para leer a San Pablo (Salamanca: Sígueme, 1965), 301.

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Contexto histórico
La ciudad de Roma
La ciudad estaba edificada sobre siete colinas, junto a la costa este del río Tiber, a unos 16 km de su desembocadura.
De origen humilde como centro del pequeño imperio romano, pero engrandecido a medida que crece el poder y la extensión de la nación. Originalmente, ciudad estado. Posteriormente, la capital de la Roma monárquica, republicana e imperial. Es una de las ciudades más antiguas e importantes del mundo.
Lo cierto es que Roma nace en la colina llamada Monte Palatino como una aldea de pastores y campesinos. Se propone el año 753 AC. como la fecha de su fundación.
En el corazón de la ciudad, entre el monte Palatino y Capitolino, Roma construyó su Foro, lugar que desarrollaba toda su actividad política, social, religiosa y mercantil hasta fines de la época republicana.
Para la centuria previa a Cristo, la colina Palatina había llegado a ser el área residencial más codiciable de la ciudad. Allí se encontraban viviendas tan notables como las de Cicerón, Marco Antonio y Augusto César, quien nació en ese mismo distrito de la ciudad.
La metrópoli contaba con edificios públicos, posiblemente nunca iguales en la historia. El Foro romano, reconstruido por Julio César en el 54 AC., al

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que se anexa la Basílica Julia en el año 12 AC. En dicha Basílica, según la tradición registrada por Jack Finegan, Pablo escuchó su sentencia de muerte.4
En el centro del valle situado entre las colinas Palatino, Esquilino y Celio se localiza el Coliseo, el anfiteatro de Flavio, el monumento más bello y majestuoso de la de Roma antigua. Fue construído por Vespasiano en el 72 DC, con una serie de ceremonias y espectáculos de 100 días de duración, durante los cuales se mataron 5.000 fieras. Tenía capacidad para unos 70.000 espectadores que asistían a las luchas de los gladiadores y a las cazas de fieras, así como a espectáculos menos cruentos. Los documentos no prueban que los cristianos hayan sido martirizado en el Coliseo, aunque más tarde sería consagrado a los mártires cristianos. Esta dedicación lo salvó de la destrucción.
El Circo Máximo, el mayor edificio para espectáculos de todos los tiempos, tenía cabida para 300.000 espectadores. Muchos cristianos perdieron sus vidas en la arena de este circo. Estaba rodeado de significativos templos y casas de baños, incluyendo el Panteón y los baños de Agripa.
Los ricos vivían en casas suntuosas en las colinas de la ciudad y en sus alrededores. La mayoría de sus pobladores moraban en los insulae, grandes edificios multifamiliares, rodeados de calles angostas, sucias y ruidosas. En

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tiempos del emperador Augusto (31 AC -14 DC), la ciudad contaba con cerca de un millón de habitantes. De éstos, 400.000 era esclavos y 300.000 eran ociosos que el gobierno sustentaba con pan y circo.
Naturalmente, una ciudad con las características de Roma atraía gente de todas partes del mundo. No es que todos los caminos conducían a Roma, sino que todos se iniciaban en ella, en el solemne Capitolio, la colina donde se encontraba la acrópolis de la antigua Roma. La diversidad étnica en Roma fue una resultante de las corrientes inmigratorias a partir de la tercera centuria anterior a Cristo.
La inmigración de provincias griegas e italianas bajo la República fue eclipsada en el Principado por inmigrantes de Siria, Asia Menor (Turquía moderna), Egipto, África, España, Galia (Francia antigua) y Alemania.
Para un estudio del cristianismo romano es más significativo la notable presencia de judíos en la ciudad. Los había en gran cantidad (Hech 18:2; 28:17). Los registros de la presencia judía en Roma datan de tiempos de los Macabeos (175-134 AC). Se sabe que el número de judíos en Roma fue incrementando con las conquistas de Pompeyo (63-64 AC) al traer cautivos de Palestina como esclavos a Roma.
En la guerra civil del 49 AC, los judíos de Roma y a través del mundo Mediterráneo dieron apoyo a Julio César contra Pompeyo. Esto explica por

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qué se lee de judíos lamentando la muerte de Julio César en el 44 AC.5 En tiempos de Pablo se estima cerca de 40.000 judíos y trece sinagogas en la ciudad de Roma.
Fuentes literarias del tiempo de la República y del Imperio temprano muestran que los extranjeros en Roma no fueron totalmente aceptados y que experimentaron cierta discriminación racial. Los griegos,6 los africanos,7 y los judíos8 fueron despreciados.
Los judíos gozaron de paz en tiempos de Julio César (44 AC) y Augusto (31 AC-14 DC). La paz favoreció a los intereses del pueblo judío, ya que tenían permiso para reunirse con propósitos religiosos en sus sinagogas. La observancia del sábado no se usaba en contra de los mismos. Por ser el judaísmo religión lícita, se ganaron muchos prosélitos entre los romanos. Sin embargo, el judaísmo en Roma tuvo serias dificultades en tiempos de Tiberio (14-37 DC) y Claudio (41-54 DC).
El judaísmo romano estaba estrechamente conectado al judaísmo de Jerusalén. Alrededor del 140 AC, el sumo sacerdote de Jerusalén envió emisarios a Roma para debilitar el poder del imperio Seleúcida. Más tarde, la
5Suetonio, Julius 84.5.
6Cicerón, Ep. 16.4.2; Tuucilanoe Disputationes 2.65; De Oratore 1.105; 2.13. 7Livio, 30.12.18; Saluus Iug. 91.7.
8Cicerón, Pro Flacco 66-69; Horacio, Sat. 1.9.71-72).

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clase sacerdotal gobernante del siglo I AC., apoyó políticamente a Julio César (y no a Pompeyo, quien había entrado al templo en el 63 AC). En tiempos de Augusto, Herodes el Grande fue un aliado político del imperio.
Durante el primer siglo, herederos de Herodes, tales como Agripa II,9 surgieron con el apoyo de Roma. Lejos de ser un primo indócil del judaísmo de Jerusalén, entonces, el judaísmo en Roma fue su niña devota.
Precisamente, dentro de la sinagoga de Roma fue como el cristianismo hizo sus primeras incursiones.
En su visión evangelizadora, Pablo no ignoraba la influencia e importancia estratégica de la gran capital del imperio. La diversidad étnica en Roma, tal vez, motivó la universalidad de la carta de Pablo a los Romanos. Pablo se interesa del trato de Dios con tora la humanidad, sean judíos o gentiles (Rom 1:16-2:29), civilizados o incivilizados (1:14).
La diversidad étnica en Roma también hace claro por qué el apóstol a los gentiles deseaba ministrar en Roma. Como centro del mundo Mediterráneo, Roma se constituía en un centro pivotal para los propósitos evangelizadores de Pablo (1:8-15).
Al llegar Pablo a Roma alrededor del año 61 DC, ya existía una comunidad cristiana (Hech 28:14-16), a la cual había enviado su carta.

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Origen de la iglesia cristiana en Roma
Es imposible determinar en qué momento se introdujo el cristianismo en Roma. El NT no informa sobre el origen de la iglesia cristiana allí. Por otro lado, no se disponen registros históricos extra bíblicos que indiquen con exactitud ese tiempo.
Una antigua tradición trasmitida por Eusebio de Cesarea y argumentada por la iglesia católica, sostiene que fue fundada por Pedro en el segundo año de Claudio (42 DC), y que el apóstol permaneció 20 años en Roma, siendo finalmente ajusticiado. Otras tradiciones sugieren que Pablo y Pedro originaron la iglesia en común acuerdo. Por ejemplo, Ireneo en la segunda centuria, sostuvo que Pedro y Pablo fundaron la iglesia y que estos fueron sucedidos por Lino (2 Tim 4:21), Anacleto y Clemente. 10
Sin embargo, la evidencia bíblica parece negar el origen petrino de la iglesia cristiana en Roma. En ocasión del concilio de Jerusalén (49 DC), Pedro todavía se encontraba en esa ciudad (Gál 1:18; 2:9). En su discurso al concilio en Jerusalén, Pedro no menciona más obra realizada por él en favor de los gentiles que su viaje a Jope y la conversación con Cornelio (Hech 15:7-11).
Al relatar la llegada a Roma (Hech 28:13-23), Lucas no hace ninguna mención a Pedro, ni de ninguno de los hermanos con los cuales Pablo se encontró. Tampoco hay referencias a Pedro en las epístolas de la prisión.

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La evidencia literaria de la carta tampoco favorece la tradición mencionada. En la larga lista de 26 salutaciones personales (Rom 16:3-15), escrita 16 años después de la presunta fundación de la iglesia por Pedro, Pablo no hace mención de su nombre. Al escribirse la carta, los cristianos de Roma eran conocidos por todas partes (Rom 1:8): seguramente habían transcurrido más que 16 años desde su fundación. Por otro lado, Pablo cuida "predicar el evangelio" donde Cristo no fuese antes nombrado, para "no edificar sobre fundamento ajeno" (15:20).
Si Pedro hubiese fundado ya la iglesia y hubiera estado allí, resultaría difícil explicar el texto de Rom 1:13: "Muchas veces me he propuesto ir a vosotros . . . para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás Gentiles". Además, el texto mencionado sugiere que Pablo tampoco fue el fundador de la iglesia, ya que al escribir la carta no había estado aún en Roma. La misma carta hace claro que Pablo era un extranjero desconocido a la iglesia en Roma (1:10, 13; 15:22).
La conexión de los judíos de Roma con los de Jerusalén y el elemento judío dentro del cristianismo romano sugiere que el cristianismo pudo haber sido introducido en Roma por cristianos judíos de Palestina. Judíos de Roma estuvieron presentes en ocasión del Pentecostés (Hech 2:10). Probablemente, judíos convertidos al cristianismo mantuvieron conversaciones con los provenientes de Roma lo que pudo resultar en algunas conversiones.

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Otro encuentro pudo haber ocurrido en el 49 DC cuando Claudio expulsó los judíos de Roma. Suetonio describe dicha situación, 1 1 argumentando que los judíos discutían entre ellos mismos acerca de Cristo. Al parecer, Hech 18:2 confirma la reconstrucción de Suetonio, al referir a Priscila y Aquila como judíos cristianos expulsados de la ciudad de Roma.
Se acepta que el cristianismo en Roma no se origina en un sólo lugar o iglesia, sino en una pluralidad de casas-iglesias. El componente judío en el original cristianismo romano, sugiere que estas iglesias casas pudieron haberse desarrollado en asociación con varias sinagogas. La evidencia por esta pluralidad de iglesias procede de la salutación dada no a la iglesia (cf. 1 Cor 1:2; 2 Cor 1:1), sino a "todos los santos que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos" (Rom 1:7).
Características de la iglesia cristiana en Roma
Presencia judía
A causa de su posible origen en las sinagogas de Roma, el cristianismo de origen judío mantuvo una relación cercana con sus raíces judías en Jerusalén. La carta de Pablo a la iglesia da evidencia de esta realidad (1:16; 3:1-30; 9-11). Tácito, al describir el cristianismo 50 años después, lo conecta a
11 Suetonio, Claudius 25.4; cf. Hech 19:1-2.

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Judea.12
El cristianismo romano debe haber incluido elementos destacados del judaísmo de la región. Teológicamente, tales elementos dentro de la iglesia más representativa del imperio, motivó a Pablo bosquejar su evangelio en una manera que explicara el trato de Dios con todos los pueblos (2:1-16; 15:7-13).
Apologéticamente, una carta y visita a esta iglesia proveyó oportunidades a Pablo para defenderse a sí mismo de quienes estuvieron unidos a grupos que criticaron y resistieron su ministerio, tales como el judaísmo y cristianismo de Jerusalén. En la carta se advierte que Pablo defiende su teología (6:1-2) y estrategia misionera (15:14-24). Les explica su próxima visita a Jerusalén y los exhorta a orar por su misión "para que sea librado de los rebeldes que están en Judea" (15:25-32).
Aunque la constitución social de la iglesia en Roma fue mayormente gentil, como la carta de Pablo implicaría, es probable que haya habido también una significativa presencia judía.
Presencia servil
Considerando que muchos judíos llegaron a Roma como esclavos, es posible que algunos judíos dentro de las iglesias casas en Roma fuesen de las clases serviles (tanto esclavos o libres).
12 Tácito, Anales ab excessu divi Augusti 15.44.2).

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En la primera centuria, los esclavos en Roma fueron especialmente extranjeros. Uno de cada cinco residentes en Roma era esclavo. Es decir, el 20 % de la población. Mientras hubo algunos extranjeros nacidos en libertad, la posibilidad que muchos fuesen extranjeros concuerda con la convicción de Suetonio que el emperador Nerón administró apropiadamente la ley romana al crucificar cristianos, ya que la ley prohibía la crucifixión de sus ciudadanos. 13
Rom 16:10-16 agrega evidencia adicional a la naturaleza servirl de la iglesia cristiana en Roma, al referirse a ciertas "casas", o "familias", un eufemismo para las clases bajas o serviles.
Ascetismo
G. La Piana sugiere la presencia de cierto elemento ascético dentro de la iglesia cristiana de Roma en el primer siglo, 14 lo que parece estar en armonía con la evidencia extra bíblica e indicaciones de Pablo en su carta.
Se sabe que Quintus Sextius enseñó vegetarianismo en la primera parte del primer siglo de la era cristiana y que el filósofo Sotion permitió que Séneca practicara vegetarianismo por cierto tiempo. 15 Musonius Rufus, filósofo
13Suetonio, Nero 16.2; 19.3.
14G. La Piana, "La primitiva comunità cristiana di Roma e lPepistola ai Romanai," Ricerche Religiose 1 (1925):209-26; 305-26; idem, "Foreign Groups in Rome During the First Centuries of the Empire," Harvard Theological Studies 20 (1927):183-403.
15Séneca, Epistuilaes Morales 108.22.

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influyente del tiempo de Nerón, también aconsejó vegetarianismo.16 Además, en 1 Clemente 20:4 se refleja cierto vegetarianismo y en 17:1 se menciona un admitido ascetismo en la forma de vestir.
Hay quienes argumentan que Romanos expresa el dualismo común a ascéticos por el uso de los vocablos "mente"- "cuerpo" (1:24; 6:19; 7:23-24; 12:1-2). Otros creen que tal movimiento ascético dentro del cristianismo romano en tiempos del apóstol fue motivado al delinear una ética de responsabilidad, en la que el hermano de conciencia "fuerte" debía respetar y recibir al de conciencia "débil", el ascético (14:14-17; 15:1-3).
Influencia
Para el tiempo en que Pablo escribe la carta a la iglesia de Roma esta tenía una influencia ascendiente entre las comunidades cristianas del Mediterráneo. La evidencia de tal influyente situación se hace clara por el deseo expresado del apóstol de visitar la iglesia que él no había originado (1:9-13; cf. 15:20) y su necesidad de respaldarla como de apoyarla.
1 Clemente, carta escrita desde Roma en el 96 DC con directivas a la iglesia de Corinto, alude a la influyente situación del cristianismo romano (7:1- 3; 62:1-3; 65:1).
16Pri Trophes ed. Hense, 95.

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Relación de Pablo con la iglesia en Roma
Aunque Pablo no funda la iglesia en Roma, se asocia al apóstol con su temprana historia. Como apóstol a los gentiles, Pablo considera a los romanos dentro de su esfera de ministerio (1:11-15).
El entendimiento que se tenga de la relación que Pablo tuvo con la iglesia en Roma antes de su visita en el 60 DC afecta, no sólo la concepción de la historia temprana de la iglesia, sino también, la interpretación de la misma epístola.
Si Pablo conoció alguno de los cristianos de Roma y las circunstancias históricas de la iglesia, su carta debe ser leída no simplemente como un tratado general de teología o doctrina, sino como una epístola ocasional enviada a un cuerpo particular de creyentes. Considerando que Romanos es
verdaderamente una de las epístolas más sistemáticas del apóstol, no puede negarse su naturaleza ocasional.
La influencia que esta iglesia tuvo en el cristianismo del imperio, implica que los cristianos "de todo el mundo" (1:8) conociesen alguna cosa de la iglesia en Roma. Al parecer, Pablo mantuvo contacto con cristianos provenientes de Roma alrededor del año 50 DC., después que Aquila y Priscila llegasen a Corinto desde Roma (Hech 18:1-2; cf. Rom 16:3-5).

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Eruditos en círculos paulinos no dudan que Pablo haya tenido relación con otros cristianos de Roma. La mejor evidencia es Rom 16. Aunque Thomas W. Manson sugiera que este capítulo haya sido originalmente destinado a la iglesia de Efeso, estudios de H. Gamble Jr, P. Lampe y Wolf Henning Ollrog han demostrado en forma concluyente y categórica la integridad del capítulo como parte original de la epístola. Sobre la base de Roma 16, entonces, sería probable que Pablo conociese a un numeroso grupo de miembros de la iglesia cristiana a la cual escribe posteriormente.
De las observaciones previas, se sugiere que Pablo envía su carta para fortalecer una relación ya existente entre el apóstol y ciertos miembros de la congregación romana.
Pablo llega a Roma alrededor del 60 DC (Hech 28:14-16) para comparecer a juicio ante los representantes de Nerón, el prefecto del Pretorio romano. En ese tiempo cuando Nerón había dado muerte a su madre Agrippina, su consejero Burrus había muerto, y su tutor, Séneca, estaba retirado de la vida pública. Precisamente, Pablo llega cuando comienza a correr rumores acerca de la inestabilidad del gobierno imperial. Según tradiciones, Pablo fue liberado después de su primer juicio.
Del testimonio de 1 Clemente, se sabe que Pablo "alcanzó los límites del Oeste" (5:7), lo que se infiere como una posible referencia a España (cf. Rom 15:24).

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Es probable que Pablo haya sido arrestado y llevado prisionero nuevamente a Roma, donde se lo habría ejecutado entre los años 64-67 DC. 1 Clemente 5:2-5, citando los "pilares de la iglesia", menciona primero a Pedro y luego a Pablo como ejemplos de perseverancia bajo sufrimiento. Hoy se puede observar una escultura de ambos apóstoles bautizando sus carceleros en la cárcel Mamertina-otro testimonio a la tradición que ambos sufrieron por su fe en Roma.
Se desconocen los detalles del segundo juicio y martirio de Pablo. La tradición sostiene que fue degollado sobre la Vía Ostiense, cerca del lugar en que Pedro fue martirizado previamente.1 Mientras la tradición que refiere a la leche brotando a chorros de su cuerpo descabezado (ciertamente una leyenda [Hechos de Pablo 11:5]), la asociación de Pablo con la iglesia cristiana de Roma aún provee leche y alimento sólido (1 Cor 3:2) para los cristianos de todas las épocas en el mundo todo.
Autor
Jamás se ha discutido la paternidad paulina de la carta. Pablo fue su autor (1:1). Probablemente, Tercio haya sido su amanuense o escriba (16:22).
Trasciende la información que la epístola dice del mismo Pablo. Particularmente lo relativo a su misión como apóstol y consecuente
1Ensebio, Historia Ecclesiástica 2.25.7-8.

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compromiso a predicar el evangelio (1:1, 5, 12-17; 15:15-24).
El hecho de que el "judío" Pablo, o preferentemente, Pablo el "israelita" (11:1) creyese ser comisionado como apóstol a los gentiles (11:13) importa grandemente y da a la carta un carácter distintivo y particular.
Fecha
Pablo parece escribir su carta cuando pensaba que había completado una fase importante de su obra, la evangelización del cuadrante nordeste del Mediterráneo (15:19, 23).
La información que Pablo estaba por embarcarse a Jerusalén para llevar las ofrendas de las iglesias de Macedonia y Acaya (15:25-26; 1 Cor 16:1-4; 2 Cor 8-9) se conecta con la referencia a una visita final a Jerusalén, lo que resultará ser el cierre de su obra en Asia Menor y Grecia (Hech 20-21). Aunque unos pocos intérpretes han argumentado por una fecha más temprana (51-52 DC), esto señala una fecha cercana a los años 55-57 DC.
El hecho que Rom 13:6-7 registre que Pablo sintiera necesario proveer una exposición teológica razonada para el pago de los impuestos podría reflejar también algún desasosiego en Roma relativo a tributos en tiempos del gobierno de Nerón, esto es, cerca del mismo período.1
La datación precisa de la escritura de la epístola, pareciera ser, sin
1Tácito, Annales ab ascessu divi Augusti 13.

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embargo, un asunto de poca monta o significación ya que la carta marca un clímax en la obra misionera del apóstol.
Lugar de origen
La correlación de Rom 15:25 con Hech 20 sugiere también el lugar de su composición, desde que Hech 20:3 informa de una permanencia de tres meses en Grecia al comienzo del último viaje a Jerusalén. Esto sugiere la ciudad de Corinto, base principal de trabajo del apóstol en Grecia, y se vincula con la información provista por Rom 16:1-2: Febe vino de Cencrea, un puerto de Corinto; y Gayo y Erasto (16:23) probablemente vivían en Corinto (1 Cor 1:14).
Un período de tres meses habría dado a Pablo el tiempo suficiente para reflexionar, componer y dictar lo que ciertamente es el más cuidadoso pensamiento elaborado de sus epístolas.
Destinatarios
Existe poca discusión concerniente a quién Pablo escribe su carta. Aunque la referencia a "Roma" (1:7) se omite en algunos manuscritos, tal omisión se explica mejor por usos posteriores de una carta originalmente propuesta a una audiencia más específica.
El problema más importante es saber a qué cristianos en Roma fue
destinada la epístola y por qué Pablo, quien jamás había visitado dicha ciudad,

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siente la necesidad de escribirles.
Tal vez, la evidencia literaria de la epístola pueda ayudar a definir a qué cristianos escribe. Rom 1:16 registra la expresión "al judío primeramente, y también al griego".
Aunque no se sepa con seguridad cómo comenzó el cristianismo en Roma y quiénes fueron sus fundadores, se sabe, sin embargo, que hubo una gran colectividad judía al comienzo de la centuria. Se estima entre 40.000 y 50.000 judíos en Roma.
Se conoce también la intensa y activa misión cristiana entre los de la "circuncisión" (Gál 2:9), y que aún la misión gentil debe haber encontrado su más fructífero terreno entre los prosélitos gentiles y religiosos que asistían a muchas sinagogas de la diáspora (como indicado también por los Hechos, y la continua identificación de Pablo con la implicada sinagoga [2 Cor 11:24]).
Además, se cuenta con la interesante información que muchos judíos fueron expulsados de Roma, probablemente en el año 49 DC, debido a disturbios "inspirados por Chrestus",1 donde el nombre "Chrestus" se interpreta casi universalmente como una referencia a Cristo.
Por otro lado, el número de nombres de esclavos entre los saludados en el capítulo 16 que creyeron en Jesús como Mesías (al menos 14 de 24) sugiere que algunos fueron descendentes de cautivos judíos traídos a Roma,
1 Suetonio, Claudius 25:4.

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particularmente después de la opresión de Pompeyo a Palestina en el 62 AC.
Es obvia, entonces, la implicación. El cristianismo se enraizó primeramente dentro y entre las muchas sinagogas judías de Roma, lo que podría explicar por qué se sugiere a Pedro como fundador de dicha iglesia, y a su vez, más al punto, por qué la carta de Pablo se encuentra tan dominada por la expresión "al judío primeramente, y también al griego" (1:16; 2:9-10; 3:9, 29; 9:24; 10:12).
Se implica claramente en la carta el hecho de que los gentiles se hayan integrado a la iglesia de Roma en los años formativos de la mencionada comunidad cristiana (11:13-32; 15:7-12, cf. 1:6, 13; 15:15-16). Se incorporan a una comunidad cristiana para participar en un patrimonio esencialmente judío, suscitando cuestiones en cuanto a la identidad judía y cristiana, lo que es suficiente para explicar algunos de los elementos y temas característicos de la carta. Por ejemplo, la identificación distintiva del verdadero judío (2:25-29); la cuestión de los elegidos por Dios (1:7; 8:33; 9:6-13; 11:5-7, 28-32); y la posición central de Rom 9:11 y 15:8-12.
No se puede afirmar si los disturbios dentro de la comunidad judía del año 49 DC., fueron simplemente entre judíos que aceptaron o rechazaron el mesianismo de Jesús (Chrestus); o entre judíos que recibieron a los gentiles y los otros (incluyendo judíos convertidos al cristianismo) que los rechazaban.
Por otro lado, si realmente muchos judíos convertidos al cristianismo

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fueron expulsados en el 49 DC (cf. Hech 18:2), se puede inferir que las iglesias romanas pasaron a ser lideradas por gentiles. Cuando los judíos cristianos comenzaron a volver a Roma, se suscitaron tensiones entre los líderes gentiles ya existentes en la comunidad y los nuevos líderes judíos, situación que pareciera implicarse en ciertas exhortaciones de la carta (14:1; 15:1, 7).
Dos elementos más son importantes a los antecedentes de la carta: la comunidad judía en Roma fue influyente y profundamente despreciada por los romanos. Esta situación podría deberse al trato preferencial que la comunidad judía recibió en tiempos de Julio César y Augusto, y, probablemente, más importante aún, al número de gentiles atraídos al judaísmo. Este contexto social habrá sido un factor de permanente tensión entre judíos y gentiles en tiempos de la escritura de la carta (lo que ayuda a explicar los énfasis en Rom 1:16; 12-14).
También se sabe que la comunidad judía no tuvo una autoridad central en Roma, como fue en el caso de Alejandría. Esto sugiere una organización más fragmentada y, probablemente, una marcada diversidad entre las sinagogas romanas. En correspondencia con lo anterior, se admite que la comunidad cristiana carecía de cierta homogeneidad organizativa, implicado por el hecho de que Pablo se exprese en plural y no en singular al referirse a la iglesia (1:7). Se advierte la presencia de cinco iglesias-casas (16:5, 10-11, 14-15).
Todo esto sugiere que la constitución de los grupos cristianos fuese más

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judía que gentil en relación con las sinagogas. Pablo parece conocer dicha composición social de la iglesia y sus particulares circunstancias (14:1-15:7; 16:3-15) al estructurar sus enseñanzas contextualmente.
Entre otras cosas, Pablo habría sabido que su carta no sería leída solamente en una iglesia, sino repetidamente leída en las varias iglesias-casas, donde las diferentes facetas de su exposición impactaría con fuerza desigual entre las diferentes congregaciones. Esto ayuda a explicar la combinación de enseñanzas generales y exhortaciones específicas en la epístola.
Propósitos de la epístola
Viva discusión ha suscitado el estudio de los propósitos de la carta. Tres han sido las propuestas que han dominado el debate.
Primero, el propósito misionero (15:18-24, 28). Pablo, como "apóstol a los gentiles", ansioso de completar el número de los gentiles (11:13-15, 25-26), escribe a la capital del imperio gentil.
Hay quienes infieren que Pablo busca evangelizar la ciudad de Roma (1:13-15), lo que no significa que el apóstol desconociera la presencia cristiana previa allí (cf. 1:8; 15:14).
Sobre la base de 15:20, se argumenta que Pablo observó una carencia de fundamento apostólico en la iglesia de Roma y decidió llenar ese vacío. Sin embargo, esto parece imposible. Pablo consideró la fundación de la iglesia

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como una obra apostólica (1 Cor 9:2). Además, en 1:11-12 se lee lo que es propio de quien escribe a una iglesia en cuyo comienzo u origen no había tenido participación.
La tesis que Pablo escribió a Roma con la visión de que dicha iglesia fuese la base misionera para la misión a España tiene mucha aceptación. Esto es lo que Pablo dice explícitamente (15:24, 28), y no hay ninguna duda acerca de ello. La iglesia de Filipos ya había sido la base msionera del ministerio del apóstol.
En el caso de Roma, la carta habría sido un intento de Pablo por exponer el contenido del evangelio que ya había predicado tan exitosamente y el cual intentaría proclamar en España (1:16-17).
Al final de la primera fase de su gran estrategia misionera (15:19, 23), Pablo usa la oportunidad para exponer claramente la teología del evangelio que la iglesia le pediría predicar.
Segundo, el propósito apologético (1:16; 3:8; 9:1-2). Sobre la base de los pasajes previos, se implica que Pablo y el contenido de su evangelio están bajo ataque y necesitan ser justificados. De esta situación, se concluye que la carta es una defensa que Pablo presenta de sí mismo y del contenido de su evangelio.
Dicha apología se dirige a Roma, a través de una introducción extendida no característica del apóstol (1:2-6). En dicho prólogo incluye lo que parece

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ser una fórmula religiosa (1:3-4), en la que Pablo presenta su "credencial de llamado" y su "buena fe". ¿El prólogo está motivado simplemente por el hecho de que Pablo considera a los cristianos de Roma un apoyo para la siguiente fase de su misión a España? O, ¿Pablo sospecha que los cristianos en Roma, en la misma capital imperial, estaban unidos para influir contra su misión cristiana en cualquier parte del imperio?
Es posible que Pablo haya expuesto su evangelio con total claridad en la carta a los Romanos como un anticipo de su defensa en Jerusalén, esperando reclutar la congregación romana a su favor en alguna futura confrontación en aquella ciudad.
Según la evidencia implicada en 15:31, la posibilidad de tal confrontación, y no simplemente con sus hermanos judíos incrédulos, era un alternativa probable. Rom 15:30 no dice explícitamente si Pablo pensaban que la congregación romana podía enviar apoyo financiero o, si el apóstol estaba simplemente solicitando por sus oraciones, un real apoyo a los ojos de Pablo.
Tercero, el propósito pastoral. Rom 14:1-15:6 ha sido de central influencia en el intento de clarificar el propósito de la carta. Se sugiere que Pablo escribe para considerar divisiones potenciales o reales entre las iglesias casas de Roma, lo que hace buen sentido a partir de la exhortación observada en 14:1 y 15:7, especialmente en consideración a los segmentos sociales constituyentes de la iglesia cristiana en Roma. Por otro lado, lo último se

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debilita por la identificación de los "débiles" y los "fuertes", como meros judíos y gentiles, y por la propuesta de la tesis de grupos y diferenciaciones entre judíos y cristianos.
La posibilidad, más bien, es que las sinagogas judías fueron asistidas por religiosos gentiles y judíos convertidos al cristianismo o gentiles en general. Pudo haber habido, además, un espectro amplio de cristianos. Por un lado, con más predominancia gentil (gentiles más dominantes, aunque no menos atraídos a las sinagogas). Y por otro lado, con más predominio judío (judíos más dominantes, aunque no necesariamente más conservadores hacia tradiciones y costumbres judías).
Ciertamente esto ayudaría a explicar el carácter de la carta como un todo, y Rom 14:1-15:6 en relación al resto. Es decir, Pablo no se propone solamente explicar el carácter "judío como gentil" del evangelio y de las promesas a Israel, sino motivar su audiencia en la experiencia cotidiana para vivir lo que el evangelio y las promesas significan realmente. Sobre todo, daría particular significado a lo que es obviamente una expresión central y una conclusión trascendente del principal tema de la carta en 15:7-13. En contraste, leer Rom 12:1-15:13 simplemente como un propósito generalizado, motivado en parte por las experiencias de Pablo con la iglesia en Corinto, difícilmente explique las distintivas enseñanzas de Pablo, o la pasión con la cual el apóstol escribe lo ya mencionado (15:7-13).

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Además, asumiendo que Rom 16 forma parte de la carta original, se hace evidente que Pablo tuvo alguna relación con varios miembros de las iglesias en Roma. Esto supone que Pablo haya tenido un conocimiento cercano de la problemática de las iglesias en sus circunstancias particulares. De Rom 16 se sabe que Pablo escribe para presentar y encomendar a Febe (16:1-2), lo que parece ser un propósito secundario que difícilmente explicaría la totalidad de la carta.
El hecho que cada una de las propuestas mencionadas arriba encuentre apoyo en la evidencia literaria que ofrece la carta, implicaría que Pablo tuvo varios propósitos en vista al escribir la carta. Tal conclusión es más o menos requerida por el carácter de la epístola en sí misma. Ninguna razón podría explicar el documento como un todo.
Al contrario, probablemente por tener varios propósitos en mente, Pablo habría querido exponer el contenido del evangelio de las buenas nuevas en Cristo, incluyendo sus implicaciones prácticas. Pablo habría considerado necesario indicar claramente qué clase de evangelio predicaba, por qué lo predicaba, y cómo debiera expresarse a través de la vida diaria y en la comunidad. La integridad de las declaraciones, requerido por la multiplicidad de propósitos, es lo que expone la ocasionalidad de la epístola por la cual fue escrita y le da, si no una cualidad eterna, al menos, importancia y trascendencia eterna.

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Forma y coherencia literaria
Forma literaria
Un tema de debate sin aparente solución en los últimos años ha sido la definición del carácter literario de la carta. La discusión se plantea acerca de la conveniencia de las categorías de otras formas retóricas y literarias aplicadas a la epístola.
Por ejemplo, tres categorías retóricas se describen en la literatura clásica greco-romana que constituyen un modelo para el NT y que se aplican a los escritos paulinos. La forma forénsica o judicial (discurso que defiende o acusa a alguno relacionado a acciones pasadas); la forma deliberativa (discurso que exhorta o convence a la audiencia en relación a acciones futuras); la forma epídica (discurso que afirma valores comunitarios por alabar o culpar a alguno con el propósito de afectar la evaluación presente de una situación dada). Los tres géneros retóricos buscan diferentes clases de respuestas de parte de la audiencia. La forma forénsica, "¿es esto justo?" La forma deliberativa, "¿es esto conveniente, oportuno, propio?" La forma epidídica, "¿es esto digno de alabanza, encomiable, plausible?"
Se han hechos varios intentos para determinar el género o forma retórica de la epístola a los Romanos. Sin embargo, no hay consenso entre las propuestas. Se considera que no hay "tipos puros" en las categorías retóricas y que todas pueden ser, y han sido, aplicadas a la carta.

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Un hecho parece claro para otros. Toda categoría retórica que Pablo haya conocido o usado en la producción literaria de su carta, implica una forma distintiva y única en carácter y contenido.
Introducción y conclusión
Se argumenta que un elemento determinante en la categorización del género literario de la carta es su introducción y conclusión.
Estudios de paralelos literarios parecen sugerir que Pablo conocía ciertos criterios literarios de su tiempo que los usa y adapta a sus propios fines pastorales y teológicos. Como sabio maestro, Pablo escribe a través de formas literarias conocidas con el propósito de guiar su audiencia al contenido central de la carta. Por otro lado, para intérpretes modernos impacta el hecho que Pablo, no sólo se conforma a convencionalismos literarios de su tiempo al escribir su introducción y conclusión, sino que se aparta de los mismos por motivos diversos.
No llama tanto la atención el uso que Pablo hace de las normas literarias de su tiempo, ya que el autor es producto de la cultura y escribe en su propio contexto histórico, sino las innovaciones introducidas por el apóstol. En particular, las características del prólogo (1:2-6) y la elaborada salutación de la carta (1:1, 7) sugieren una audiencia culta, lo que el cuerpo de la carta confirma con posteridad.

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Estructura y cuerpo epistolar
Otro asunto que surge del estudio de la forma literaria de la carta es la importante relación existente entre la estructura epistolar y el cuerpo de la misma. No es sólo una cuestión de reconocimiento que la estructura es importante para interpretar el todo (a partir de 1:17, Romanos no es meramente un tratado dogmático).
Como parece ya evidente, la inserción de 1:2-6 dentro de la estructura normal de la salutación concede a estos versos la fuerza de un prólogo a toda la epístola. Así también el hecho que 1:16-17 funcione como la hipótesis de la carta para lo que sigue, indica el interés del apóstol de integrar la estructura dentro del cuerpo de la epístola.
La misma conclusión sigue de la repetición que Pablo hace de sus planes de viaje antes y después del cuerpo de la carta (1:8-15; 14:14-33), como de su auto pretensión de la gracia de Dios (1:2-6; 15:14-15). De este modo, entonces, Pablo parece indicar que la exposición intermedia, o cuerpo, es tanto una expresión de la gracia (1:12) y la base teológica del requerimiento específico para el apoyo solicitado con el cual concluye la declaración de sus planes de viaje (15:30-33).

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Diatriba
Un aspecto adicional que surge del estudio de la epístola en su forma retórica es la renovada valoración de un estilo característico usado por Pablo, la diatriba.
La diatriba se origina en ciertos círculos filosóficos y en las escuelas retóricas de los sofistas. Se la ha considerado un género literario o estilo típico de la predicación de los filósofos cínicos y estoicos. Sin embargo, estudios recientes demuestran que esto es falso. La diatriba no fue parte de ningún currículum escolar ni incorporado a alguna teoría retórica. Sin embargo, sin ser un género literario, fue usado como método de enseñanza oral y se la adoptó como un modo literario de escribir. A partir del tercer siglo AC., la diatriba fue usada habitualmente en clases o tesis escritas sobre providencia divina, auto control y auto suficiencia.
La diatriba se basa en el posible diálogo con un interlocutor imaginario; un elemento clave de la argumentación paulina (2:1-5, 17-29; 3:27-4:2; 9:19- 21; 11:17-24). Caracteriza este estilo el intento de criticar la arrogancia y la pretensión correcta del posible interlocutor. Ciertos estudiosos señalan que la función típica de la diatriba no era hacer polémica contra ciertos oponentes, sino, en un contexto de escuela y enseñanza filosófica, guiar a la verdad por medio del cuestionario crítico.
S. K Stowers ha estudiado extensamente el uso de la diatriba en

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Romanos.1 Advierte que Rom 1-11 exhibe elementos de la diatriba, incluyendo cuestiones retóricas, personificación, comparaciones y listas de vicios y virtudes. Predominan dos sub-formas: La primera, el discurso dirigido a un interlocutor imaginario (2:1-5, 17-24; 9:19-21; 11:17-24; 14:4, 10). Pablo introduce un interlocutor judío que se jacta de los gentiles (2:17-29) y subsecuentemente dialoga con él (3:1-9; 3:27-4:2). Pablo y también introduce un interlocutor gentil quien se jacta de los judíos (11:17-24). La segunda sub forma son objeciones y conclusiones falsas de un interlocutor sobre los argumentos de Pablo. Estos ponen de manifiesto posibles interpretaciones equivocadas de un punto, los corrige, y guían a otro aspecto del argumento. Estas interpretaciones falsas se rechazan con la frase mē genoito (µj yÉVOLtiO: "de ninguna manera"), dando razones por su rechazo (3:1-9, 31; 6:1-3, 15-16; 7:7, 13: 9:14, 19-20; 11:1, 11, 19-20).
La conribución de Stowers, en relación a la función de la diatriba en las cartas de Pablo, ayuda a la interpretación de la epístola a los Romanos. Considerando que la diatriba fue un instrumento de enseñanza en las escuelas filosóficas, esta no debe ser usada como herramienta con propósitos polémicos, sino de instrucción y exhortación.
De modo que, el uso de la diatriba en Romanos no sugiere un contexto
1S. K. Stowers, The Diatribe and Pauls Letter to the Romans. SBLDS 57 (Chico: Scholars, 1981); idem, " The Diatribe," en Greco-Roman Literature and the New Testament, ed., David E. Aune (Atlanta: Scholars, 1988), 71-83.

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polémico contra el judaísmo de los días de Pablo (cf. Rom 2:17-29) o contra grupos específicos dentro de las congregaciones Romanas. A través del estilo mencionado, Pablo enseña a los Romanos su evangelio antes de visitar a los mismos (1:8-15; 15:22-29). Los interlocutores no son grupos específicos, sino voces retóricas que levantan posibles objeciones a una interpretación equivocada del evangelio de Pablo.
Por otro lado, se argumenta que el uso de la diatriba en la epístola no se debe a alguna situación concreta en las congregaciones de Roma. Las objeciones de los interlocutores imaginarios son simplemente instrumentos que favorecen la enseñanza. Sin embargo, las enseñanza a través de la diatriba no ignora situaciones específicas. Al conocer varios miembros de las congregaciones Romanas, Pablo pudo haberse dirigido a dichas situaciones en la iglesia a través de seleccionado material de enseñanza.
Sobre esta base, se cree que el conocimiento de tal convencionalismo retórico alerta a los lectores del peligro de leer pasajes tales como Rom 2 como una expresión polémica contra oponentes o indicando una completa ruptura entre dos entidades monolíticas, el judaísmo y el cristianismo.
Lo que la diatriba indicaría en Romanos sería el comprometido diálogo de Pablo con los judíos cristianos acerca del significado de la "nueva secta filosófica" dentro del judaísmo de su tiempo, el cristianismo. Aunque Romanos, y ningún libro paulino, podría describirse como una diatriba, este

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exhibe ciertas características diatríbicas que pueden describir "modos" de la misma. Pablo la usa creativamente, adaptando sus características a las necesidades del evangelio, a sus congregaciones, a su estilo retórico y al género de la carta, como se verifica en sus epístolas posteriores (1 Cor 6:12-20; 15:29- 41; Gál 3:1-9, 19-22).
Coherencia literaria
Se ha sugerido que Pablo pudo haber usado o adaptado temas de sus enseñanzas previas (cf. Hech 19:8-10), hipótesis que ha resultado en diferentes propuestas. Se supone que alguno de los materiales utilizados en la carta se distinguen por ser bloques coherentes. Por ejemplo, Rom 5-8 habría sido una homilía previa del apóstol, o, Rom 9-11 un material pre elaborado e incorporado posteriormente en la carta.
Sin embargo, tal teoría no puede ser convalidada por la evidencia. En la carta no hay una clara línea de distinción entre el re-uso de tradiciones orales no escritas o la re-utilización de material previamente escrito. Se observa que los argumentos de la carta forman una clara integridad literaria. Por tanto, la hipótesis referida no agrega nada al entendimiento de la epístola.
La crítica textual, sin embargo, ha suscitado la discusión si Rom 16 perteneció al texto original de la carta dictada por Pablo. Una minoría representativa sostiene aún que el capítulo fue una carta separada enviada a

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Efeso. Sin embargo, dicha propuesta se rechaza por varias razones. Por un lado, habría sido imposible terminar la carta en 15:33 y sin la bendición característica de las epístolas paulinas (16:20). Por el otro, Rom 16:1-23 tiene todas las características de una conclusión epistolar. Es posible que Pablo haya conocido tanta gente como la salutación pareciera sugerir. La comunidad judía en Roma era significativamente influyente. Los viajes de Priscila y Aquila indican que hubo frecuente intercambio con Roma, como podría esperarse en relación a la capital del imperio.
La ubicación de Rom 16:25-27 después de 14:23 o 15:33 en la tradición de manuscritos sugiere la circulación de formas más cortas de la carta. El consenso entre los intérpretes es que bajo la influencia Marcionita la carta estaba abreviada a Rom 1:1-14:23, y que se le adiciona Rom 16:25-27 para proveerle un final aceptable. Otros no encuentran, en ciertos manuscritos tempranos, la totalidad de nombres del capítulo 16, sino una conclusión más general que termina en 15:33, a la que se agrega 16:25-27. El consenso de los críticos, sin embargo, favorece a la conclusión que 16:25-27 constituye una adición tardía al texto de la carta.

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Temas en discusión
La nueva perspectiva en Pablo 1
Tradicionalmente, a partir de la reforma protestante, se ha considerado la epístola una obra de teología sistemática, un compendio de doctrina cristiana, una declaración de lo que significa el evangelio.
Sin embargo, el reconocimiento reciente de que las cartas paulinas se vinculan a los énfasis y circunstancias de la misión de Pablo implica que la temática de la epístola debe condicionarse también, en mayor o menor grado, por los mismos énfasis y circunstancias. Lo que se discute en Romanos no es el evangelio en general, sino el evangelio en particular como incorporado a la propia vida y obra del apóstol-un evangelio judío para gentiles, y las tensiones que se originaron por ciertas convicciones básicas.
Esta perspectiva sobre la carta ha sido fortalecida por la nueva visión sobre Pablo y sobre el contexto judío del cual provino. En la exégesis protestante tradicional, el judaísmo se ha considerado como lo opuesto al cristianismo. Lo que el cristianismo terminó o mostró como obsoleto. Lo que Pablo abandonó al convertirse al cristianismo. De modo que cuando se lee la epístola bajo esta perspectiva, la antítesis particular en Romanos (entre pecado y gracia, muerte y vida, ley y fe, carne y espíritu), parece como antítesis entre
1 Para una compilación bibliográfica reciente sobre el tema de la nueva perspectiva en Pablo, ver Dennis M. Swanson, “Bibliography of Works on the New Perspectiva on Paul,” The Master´s Seminary Journal (Spring 2005), 317-324.

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judaísmo y cristianismo. Así, "los judíos" constituyen el tipo clásico de religión equivocada, de religión entendida en términos de logros humanos, más bien que una expresión de gratitud y respuesta a la revelación divina.
Ahora, sin embargo, se han levantado voces protestando contra esta estereotipada y tradicional manera de pensar en relación a "los judíos". Particularmente las obras de E. P. Sanders argumentan que el corazón del judaísmo temprano fue una religión de gracia desde su mismo origen, lo que parece evidente a través de la elección y la liberación del pueblo de su esclavitud Egipcia; a través del sistema israelita centrado en el arrepentimiento, la expiación y el perdón; a través del énfasis sobre la observancia de la ley como la respuesta apropiada de gratitud y fidelidad por parte del pueblo elegido. 1
Desde esta nueva perspectiva, el problema teológico en discusión en la epístola toma una dirección diferente. En ese sentido, se considera que Sanders marca una nueva época en el estudio de Pablo, y los comentarios sobre Romanos se categorizan como pre y pos Sanders.
La nueva perspectiva sobre Romanos
A la luz de esta nueva visión sobre Pablo, los temas de discusión en la
1 Ver, E. P. Sanders, Paul and Palestinian Judaism: A Comparison of Patterns of Religion (Philadelphia: Fortress Press, 1977); idem, Paul, the Law, and the Jewish People (Minneapolis: Fortress Press, 1983); idem., Jesus and Judaism (Philadelphia: Fortress Press, 1985); idem, Judaism: Practice and Belief, 63 BCE-66 CE (London: S. C. M. Press; Philadelphia: Trinity Press International, 1992).

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carta reciben nueva explicación. Los variados contenidos se vinculan en la elaboración sustancial de la introducción (1:2-7). El evangelio de Dios continúa con las profecías de la Sagrada Escritura, focalizado sobre Jesús, el Hijo de David y el Hijo de Dios; quien, con su resurrección, inicia una nueva era escatológica; y su señorío convalida el llamado del apóstol y el de los gentiles; entre quienes, se cuentan los creyentes Romanos como entre los elegidos y amados de Dios.
De aquí, el énfasis sobre el evangelio a judíos y gentiles indicado previamente, se presenta tanto en la declaración temática inicial (1:16) y en el clímax de la carta (15:7-12). Por esa razón, también, el énfasis está en el evangelio a "todos"-"a todo el que cree" (1:16; 3:22; 4:11; 10:4; 11-13); "toda injusticia" (1:18, 29); "todos están bajo pecado" (3:9, 12, 19-20, 23; 5:12); "toda la descendencia" (4:11, 16); "todo Israel" (11:26).
El tema no es tanto la universalidad de la necesidad humana y de la suficiencia del evangelio, sino cómo el evangelio, judío en origen y en carácter, alcanza más allá de la nación judía para incluir a todas las naciones ("todos", judíos como gentiles por igual [Rom 9-11]).
De hecho, esta es una expresión particular de la más extensa pretensión teológica acerca de la universalidad del pecado humano y de la provisión del evangelio. Sin embargo, es importante reconocer que esta demanda se deriva de dicha expresión particular para (1) reconocer su específico contexto

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histórico (incluyendo el continuo carácter judío del evangelio cristiano), y para (2) alertar la posibilidad que elementos individuales en esta expresión estén determinados primariamente por este contexto y así estén sujetos a menos generalización.
La fidelidad de Dios
Además del énfasis judeo-gentil en la carta, otros temas se destacan también. Uno es el problema de la teodicea ("el evangelio de Dios").
El asunto mencionado se indica a la vez en la centralidad del tema de "la justicia de Dios" (particularmente en 1:17; 3:5, 21-26; 4:1-25; 9:30-10:13). El tema es en todo judaico, su uso paulino está en continuidad directa con el uso de los Salmos e Isaías 40-66. Sin embargo, existe un doble problema: (1) ¿Cómo la acción salvífica de Dios en favor de Israel incluye a los no israelitas? La respuesta se da parcialmente por dos vías. Primero, por el significado del vocablo "fe"; el único medio humano a través del cual Dios reveló su justicia redentora (4:21-25; 9:30-10:17; 14:22-23). Segundo, en términos de lo nuevo, la fase pivotal del propósito de Dios, el mismo propósito señalado por el ministerio de Cristo (3:22-26; 9:30-10:13).
¿Qué dice el evangelio judío a los gentiles acerca de la fidelidad de Dios a sus promesas dadas originalmente a Israel? El tema se obscurece de alguna manera por el hecho de que el motivo judío de fidelidad divina se traduce al

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griego por dos diferentes términos: (1) La "fidelidad de Dios" (3:3, tal vez también 1:17 y 3:25); (2) la "verdad de Dios" (1:25; 3:7; 15:8).
Aunque el problema se anuncia claramente en 3:1-8, Pablo lo expresa en detalles únicamente en 9-11, donde desarrolla la cuestión clave de si la palabra de Dios ha fallado o no (9:6). Se enfatiza nuevamente el interés de Pablo y de la carta sobre el tema de Rom 15:7-13, particularmente 15:8.
De alguna manera sorpresiva, la cristología no parece ser parte del problema. Es fundamental al evangelio, de hecho (1:3-4), pero la expresión fundamental de este en 3:21-26 es breve. Probablemente se hace uso de material previo no controversial. Dicha cristología parece ser familiar. Más que el tema, la presuposición de Rom 5-8 es la importancia universal de Cristo. Y, aunque Cristo se presenta como la piedra de tropiezo en 9:32-33, sorprende que en la resolución final del problema de la incredulidad de Israel, se carezca de un mesianismo distintivamente cristiano (11:26). Es característico de la epístola en este punto el clímax de Rom 15:8: "Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios" (fidelidad).
Bosquejo de la epístola
En términos generales, se la divide en dos secciones: (1) sección doctrinal (Rom 1-11). Consiste de una breve introducción, seguida por una exposición doctrinal-teológica acerca de la justificación por la fe y la causa del

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rechazo de Israel; y (2) sección práctica de consejos y exhortaciones en cuanto a la conducta del que ha sido justificado por la fe y vive la santificación por fe (Rom 12-16).
En términos más específicos, siguiendo al Comentario Bíblico Adventista, se tiene:
I. Introducción (1:1-15)
A. Salutación (1:1-7)
B. Cuestiones personales: planes (1:8-15)
II. Exposición doctrinal (1:16-11:36)
A. Doctrina de la justificación por la fe (1:16-5:21)
1. La justificación por la fe (1:16-17)
2. La necesidad universal de justicia (1:18-3:20)
a. Caída de los gentiles (1:18-32)
b. Caída de los judíos (2:1-3:20)
3. Justicia provista por Cristo (3:21-31)
4. Justicia por la fe, como doctrina del AT (4:1-25)
5. Benditos efectos de la justificación por la fe (5:1-11)
6. Efectos de la justificación por la fe contrastados con los resultados de la caída de Adán (5:12-21)
B. Doctrina de la santificación por fe (6:1-8:39)
1. Muerte al pecado y resurrección a nueva vida (6:1-11)
2. Liberación del cautiverio de la ley y el pecado (6:12-23)
3. Relación entre la ley y el pecado (7:1-13)
4. Conflicto entre la carne y el Espíritu (7:14-25)

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5. Vida plena impartida por el Espíritu Santo (8:1-39)
C. Elección de Israel (9:1-11:36)
1. Tristeza de Pablo por el rechazo de Israel (9:1-5)
2. La justicia del rechazo (9:6-13)
3. La voluntad de Dios no debe ser cuestionada (9:14-29)
4. Causa del rechazo de Israel: cayó de la fe (9:30-10:21)
5. Restauración final de Israel (11:1-36)
III. Aplicaciones prácticas de la doctrina de la justificación por la fe (12:1- 15:13)
A. Sacrificio personal del cristiano (12:1-2)
B. El cristiano como miembro de iglesia (12:3-8)
C. Relación del cristiano con otros (12:9-21)
D. Relación del cristiano con el estado (13:1-7)
E. La deuda u obligación del cristiano: amor (13:8-10)
F. Proximidad de la segunda venida de Cristo (13:11-14)
G. Necesidad de mutua tolerancia entre los cristianos (14:1-15:13)
IV. Conclusión (15:14-16:27)
A. Planes personales (15:14-33)
B. Saludos para varias personas (16:1-16)
C. Amonestaciones contra los falsos maestros (16:17-20)
D. Saludos de los compañeros de Pablo (16:21-23)
E. Bendición y doxología (16:24-27)

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